El reloj se ha convertido en el tirano de nuestra sociedad tecnológicamente conectada minuto a minuto, un reloj que no solo nos ha convertido en adictos a lo inmediato, sino en seres incapaces de desconectar, relajarnos y disfrutar del bien más valioso de nuestras vidas: el tiempo.
Disfrutar de las pequeñas maravillas de la vida: el agua, el campo, las mariposas, el tiempo libre, la compañía de nuestros seres queridos, practicar actividades para nuestro relajamiento. Pero además debemos entender que nuestro paso por el mundo es momentáneo y que la huella que deja nuestro comportamiento acelerado es eterna y está dañando la tierra, la flora, la fauna. Slow Life no quiere decir menos energía, al contrario contribuye a vivir con más energía y vitalidad